Por Carlos Ferreras
El día 5 de diciembre
del año 1492, el Almirante Cristóbal Colon, viniendo del puerto de Baracoa, uno
de los de la isla de Cuba, en solicitud de su descada Cipriago, descubrió la
Isla de Santo Domingo, llamada por los indios Haití, que quiere quiere decir
"tierra alta o montañosa" y Quisqueya, que significa "madre
de tierra.
El día 6 surgió por la
costa N. en Puerto Real, y habiendo zarpado de allí en dirección hacia el E. y reconocido el puerto de Montecristi y el de Puerto
Plata, entró de noche en el puerto Isabela obligado por una tempestad.
Habiéndole agradado aquel punto así que lo vio el día siguiente, resolvió
fijarse allí, y al efecto construyó un fuerte dejando en él una guarnición de
38 hombres, bajo el mando de don Rodrigo de Arana: después de lo cual regreso a
España.
En su ausencia,
aquellos pocos españoles, abusando de la benevolencia con que los trataban los
indios, comenzaron a entregarse a toda suerte de desórdenes infiriendo injurias
graves a los naturales, hasta que, irritados éstos, los sacrificaron a su
venganza.
Cuando volvió el Almirante
encontró el fuerte destruido, y de nuevo fundó entonces la colonia de la
Isabela, la primera población de españoles que hubo en la Isla. Recorriendo
luego lo interior de ella, construyó también otro fuerte en el Cibao, al que
dio el nombre Santo Tomas, situándolo a la ribera del rio Jánico, a 18
leguas de la Isabela. En éste puso otra guarnición, y nombró primer Alcaide de
él a Mossen Pedro margrite.
Los
caciques o reyes de indios dieron buena hospitalidad á
los españoles, y les proveían de frutas del país, franqueándoles igualmente sus
territorios, guiándoles en sus incursiones y haciéndoles frecuentes regalos;
pero ya por el mal comportamiento de la clase de gente que fue á los
principios, compuesta en su mayor parte de aventureros ambiciosos y desalmados;
ya por revelarse en los indígenas el sentimiento de su libertad e
independencia, que veían amenazadas, comenzaron a mirar con disgusto a sus
huéspedes y les declararon la guerra. Mas no obstante su valor y perseverancia,
luchando con la desventaja de usar armas mui inferiores a las de sus contrarios,
siempre fueron vencidos; y al cabo de tres años quedaron reducidos a una servidumbre.
Trasladada la colonia
de la Isabela en el año 1496 por don Bartolomé Colon al punto en donde
se halla hoy la Capital de la República, el Almirante continúo teniendo el
mando superior de la Isla, atendiendo con celo a su prosperidad, hasta el año
1499, en que, habiendo sido calumniado por sus émulos, los reyes enviaron a reemplazarlo.
Don Francisco Bobadilla fue su sucesor, hombre de tan extremada
osadía, que no titubeó en cargar de cadenas al genio venerable que acababa de
arrancar de entre las brumas del Atlántico el secreto de la existencia de un
nuevo mundo; que había engrandecido los dominios de la Monarquía Española, colmándola
al mismo tiempo de riquezas fabulosas; y que había ensanchado los límites de la
civilización europea, abriéndola inmensos horizontes. Colon y sus hermanos
fueron enviados presos a España: y aunque los reyes católicos demostraron
sentir profundamente este hecho, Bobadilla continuó en el mando de la Isla. Durante
su gobierno trato del modo más cruel a los indios, reduciéndolos a una horrible
servidumbre. Formó de ellos un censo y repartiéndolos entre los que beneficiaban
las minas, los obligó a sufrir los rigores de este penoso trabajo; de resultas
de lo cual pereció en breve tiempo gran número. Fue sustituido en el mando por
el Comendador Don Nicolas Ovando, quien sí es cierto que se ocupó en la
prosperidad de la colonia, también lo es que llevó adelante el trato cruel que
su antecesor había comenzado contra los pobres indígenas.
La española tomaba de día
en día más incremento hasta que con motivo de las nuevas conquistas de Cuba,
Puerto Rico, la Margarita y ambos continentes, fue decayendo con las
emigraciones de los colonos que de ella pasaban a establecerse en las otras, y
con las erogaciones que tenía que hacer constantemente para equipar buques y
armamentos. Sin embargo, así y todo, sostuvo con brillo su primacía hasta fines
del año 1600, en que ya comenzó a ser sensible su decadencia (*).
De este modo se explica que habiendo sido expulsados en el año 1630 de la Isla de San Cristóbal, los aventureros franceses e ingleses que se introdujeron en ella, estos vinieron a establecerse en la costa N. O. de la española; los cuales, acosados frecuentemente por los naturales, se fijaron en la isla Tortuga por los años de 1605, desde donde pasaban a hacer sus correrías a la Isla, cazando reses y cerdos en los bosques abandonados de toda aquella parte vecina a su guarida. De esta suerte mantenían un comercio activo con los holande-
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(*) En el año 1737 el
censo de los habitantes de toda la Isla no pasaba de 6000 almas.
ses, quienes, en cambio de cueros y carnes saladas y ahumadas, les proveían de cuanto necesitaban para su subsistencia. Se les llamaba bucaniers á los principios y después filibustiers. Los hijos del país los batían siempre que los encontraban; pero ellos se reforzaban no obstante de día en día con la venida de otros aventureros, y por último se establecieron en la parte occidental, que luego le fue cedida a la Francia por tratado de Riswieh en año 1097. Así se fundó la colonia francesa teniendo por límites la misma línea divisoria que existe hoy entre las dos Repúblicas
En
1655 Santo Domingo fue también invadido por los ingleses, que
por la bahía de Najayo, al O. de la Capital, desembarcaron en número de 8000
hombres, bajo el mando del vice-Almirante Penn; pero fueron abatidos por los
criollos con pérdida de más de 3000 hombres, once banderas y pertrechos de
guerra, yendo en su derrota a parar a la Isla Jamaica.
La nueva
colonia francesa no tardó en prosperar, en poco tiempo, habiendo introducido un
número de esclavos africanos, tomó un rápido incremento,
siendo fabuloso el comercio que sostenía con el extranjero, despachando
frecuentes cargamentos de café, azúcar, cacao, añil y otros frutos que
cultivaba en grande escala. Sin embargo, como daban un trato cruel a los esclavos,
éstos se sublevaron en1722. Fueron sometidos entonces; pero en 1791 volvieron a
levantarse haciendo una atroz carnicería de sus amos é incendiando todas las
plantaciones de café, caña de azúcar, y después de costar grandes sacrificios a
los franceses, esta revolución vino a dar por resultado la independencia de
la colonia iniciada en 1801 por Tonssaint Louverture, y realizada por
Dessalines, quien la proclamó definitivamente en el año 1804. AQUEL PARA
HACERSE FUERTE, SE APODERÓ TAMBIÉN DE LA PARTE ESPAÑOLA, cuyo por
esclavos africanos, tomó un rápido incremento, siendo fabuloso el comercio que sostenía
con el extranjero, despachando frecuentes cargamentos de café, azúcar, cacao,
anil y otros frutos que cultivaba en grande escala. Sin embargo, como daban un
trato cruel a los esclavos, éstos se sublevaron en 1722. Fueron sometidos entonces;
pero en 1791 volvieron a levantarse haciendo una atroz carnicería de sus amos é
incendiando todas las plantaciones de café, caña de azúcar, entre otros, y después
de costar grandes sacrificios a los franceses, esta revolución vino a dar por
resultado la independencia de la colonia iniciada en 1801 por Toussaint Louverture,
y realizada por Dessalines, quien la proclamó definitivamente en el año 1804. Aquel
para hacerse fuerte, se apoderó también de la parte española, cuyo porvenir
continuo la metrópoli viendo con indiferencia, y ya la había cedido igualmente
á la Francia por el tratado de Basilea, celebrado en 1795.
En el año 1801 en que
Toussaint Louverture se abrogó el mando absoluto de la Isla, el General
Leclerese apoderó de él por sorpresa, haciéndole conducir a Francia, en donde
murió encerrado en un castillo; pero en 1801 recomenzaron las hostilidades con
Dessalines, quien se corono Rei con el nombre de Jacques primero.
Este invadió a Santo
Domingo en 1805 a la cabeza de 22000 hombres; más, aunque llegó a poner sitio a
la Capital, no pudo entrar en ella, siendo rechazado heroicamente por el valor
de los dominicanos, quienes uniéndose a los franceses le obligaron a levantar
el sitio y regresar a sus posesiones del 0., en donde murió asesinado en 1806.
Continuando
Santo Domingo bajo la dominación francesa, en el año 1808, siendo Gobernador
el General Ferrand, don Juan Sánchez Ramírez, dominicano natural de la
Villa del Cotuí, se rebeló contra él, y a los pocos días en las
inmediaciones de la Villa del Seibo, en el sitio llamado Palo Hincado
con tropas compuestas de campesinos del país, puso una celada al ejército
francés, desbaratándole con completamente. Perdida la acción, el General
Ferrand se quitó la vida allí mismo.
Don Juan Sánchez entró
triunfante en la capital el día 11 de Julio de 1809, volviendo a enarbolar de
nuevo el pabellón español; y por el tratado de Paris de 1314, fue devuelta la
colonia a España. Otra vez Santo Domingo bajo el gobierno de los reyes
católicos, pudo esperar mucho de ellos por la prueba ostensible que acababa
de darle a la Metrópoli de su inalterable fidelidad; pero no sucedió así.
España
se ocupó por muy poco en los intereses de la colonia y teniéndola casi
abandonada, en el año 1831, el día primero de diciembre, el Doctor José
Núñez de Cáceres Ia proclamó independiente. Tuvo,
sin embargo, el pesar de verse abandonado de Colombia, con cuyos auxilios
contaba para consolidar su obra; y combatido por la sorda oposición de algunos
dominicanos y peninsulares, no pudo sostenerse. EL PRESIDENTE BOYER,
QUE GOBERNABA ENTONES LA PARTE DE OCCIDENTE, HABIENDO SUCEDIDO EN EL MANDO DEL
SUR AL GENERAL PETION, Y QUE, CON LA MUERTE DE CRISTÓBAL, QUE
REINABA EN EL NORTE, HABÍA REUNIDO AQUELLAS DOS PARTES BAJO SU MANDO;
APROVECHÁNDOSE DE LAS CIRCUNSTANCIAS OCURRIDAS EN SANTO DOMINGO Y DEL
DESGOBIERNO EN QUE POR LO MISMO SE HALLABA LA PARTE ESPAÑOLA, MARCHÓ SOBRE ELLA
APODERÁNDOSE ASÍ DE TODA LA ISLA. ESTO FUE EN EL AÑO 1822.
En el
1825 Francia reconoció la independencia de la República haitiana, obligándose
está a pagar a aquella nación la suma de 150 millones de francos. De este modo
quedó Santo Domingo sometido al gobierno de los colonos libertos de la parte
francesa, siguiendo su dominación 22 años, hasta
que algunos jóvenes dominicanos dirigidos por el ilustre patricio Juan
Pablo Duarte, llenos de abnegación y agitados por un noble sentimiento
de independencia, comenzaron a fraguar la revolución que dio por resultado la
total separación de Haití proclamada el día 27 de febrero del 1844.
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Este
fue el primer ilustre dominicano que quiso libertad para su Patria, rompiendo el
yugo colonial que posaba sobre el cuello de la española hacia 329 años. Sin
embarga, no pudo ver realizado su noble pensamiento según lo concibiera; y por
esto se le ha juzgado desfavorablemente en más de una Vez. Vendrá empero, un
día de reparación para el esclarecido ciudadano, que, por haberse adelantado
sus compatriotas en el camino del progreso político y social, estos no le
comprendieron; y la nota de infamia que por aquel hecho han querido imprimir en
la frente del noble patricio, hasta los que después (*) pidieron cadenas al
extranjero para uncir sin patria al poste del oprobio, se transformar entonces
en una esplendente areola de gloria.
Este
fue el primero que, concibiendo el pensamiento de sacudir la dominación
haitiana, se lanzó en la vida revolucionaria; el primero que sacrificó su
patrimonio, sus afecciones de familia, su reposo, todo noble sentimiento de
independencia. Comenzaron a fraguar la revolución que dio por resultado la
total separación de Haití proclamada el día 27de febrero del 1844 (*).
Los
haitianos no desocuparon, sin embargo, todo el territorio que formaba la
antigua parte española, quedando en posesión de un área importantísima, en la
cual están comprendidas las poblaciones de las Caobas, Hinchas, San Miguel
de la Atalaya y San Rafael de la Angostura; y aunque en diversos tiempos
invadieron la República lanzando sobre ella gruesos ejércitos, siempre fueron
batidos y rechazados por el heroico valor de los dominicanos
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exponiendo
su vida mil veces por dar liberta sus conciudadanos; y después de conseguirlo,
se vio calumniado arrojado de su Patria. Fue a ocultar su dolor en el centro de
la República de Venezuela, permaneciendo oscurecido, hasta que viendo
alevemente inmolada por sus mismos perseguidore esa independencia que le costó
tantos sacrificios, volvió a su país ofreciendo su espada a la revolución
regeneradora. Enviado de nuevo al extranjero al extranjero a desempeñar una
misión, se fijó en la ciudad le Caracas, donde murió delirando con el porvenir
de su Patria.
El
ciudadano Francisco del Rosario Sanches fue quien aquel día en la Ciudad de
Santo Domingo, apoderándose del baluarte del Conde, dio el grito de Separación
y Libertad. Perseguido constantemente por el Gobierno Haitiano, corriendo los
mayores peligros este esclarecido patriota no abandono los trabajos de la
revolución hasta que tuvo la gloria de hacerla triunfar. Fue una de las
primeras víctimas que acompaño a Duarte en el destierro, por resolución de la
segunda Junta Central Gubernativa, en su Consejo de 22 de agosto del mismo año
1844. Y siempre desgraciado, sufrió una serie de persecuciones hasta que
estando en el ostracismo cuando se hizo la anexión de Santo Domingo a España,
volvió a su patria jurando morir o librarla de la servidumbre a que la acababan
de reducir Santana y su Gobierno. El día 20 de mayo del funesto año 1961 volvió
Sanches a enarbolar de nuevo, volvió Sánchez á enarbolar de nuevo el glorioso
pabellón nacional en el Cercado, Puesto Militar la Comunidad de las Matas de
Farfán; pero le traicionaron, y después de perecer varios patriotas y él
quedaron herido una emboscada que le pusieron, fue preso con 20 compañeros más,
conducidos a la Villa San Juan de la Maguana y fusilado. ¡Honra y paz a la
memoria del mártir insigne, del patriota benemérito que bajó a la tumba en
defensa de la libertad americana…!
Las banderías políticas
provocadas desde los principios de la separación, por la funesta primera
rebelión del General Pedro Santana contra el Gobierno de la Junta Central
Gubernativa (*), mantuvieron la República en continuas luchas civiles durante
diez y siete años; hasta que el mismo Santana, que alternaba revolucionariamente
con sus rivales políticos en el poder, resolvió sacrificar otra vez la independencia
nacional, anexando la República a España, España, como lo efectuó el día 18 de Marzo
de 1861.
El pueblo dominicano,
sorprendido por un hecho de tal magnitud, no tuvo tiempo de impedirlo,
pudiéndose verificar esta traición impunemente; pero apenas había acabado de
transcurrir un mes (**) cuando estalló en la Villa de Moca y poco después en el
Cercado de las matas el descontento republicano. Sin embargo, estos pronunciamientos
parciales tuvieron un término desgraciado, y España estuvo en posesión de la nueva
colonia hasta que algunos patriotas dieron el grito de libertad en
Capotillo el memorable dia16 de agosto de 1863. Desde esta fecha,
cobrando incremento la revolución de día en día, se vieron los españoles
acosados por todas partes, lanzados especialmente de las Provincias del Cibao,
hasta que abandonaron todo el país el 11 de Julio de 1865.
La República Dominicana
cubierta de gloria por espléndido triunfo conseguido contra sus extraños dominadores,
volvió a reorganizarse, y guiada más o menos acertadamente por el patriotismo
de sus hijos, camina a la consecución de un venturoso porvenir, habiendo no solo adelantado ya en punto á comercio, a-
___________
(*) En 12 de Julie de
1844.
(**) El día 2 de mayo y
el 19 del mismo mes.
Agricultura e industria,
sino que también ha hecho progresos materiales e intelectuales que la colocan a
la al-tura de la moderna civilización; pues además de estar enlazada con el
mundo entero por el cable submarino, tiene una red telegráfica que une a la capital
con el Cotuí, La Vega, Santiago y Puerto Plata: cuenta con una línea de ferrocarril,
que partiendo de la bahía de Samaná llega al corazón del Cibao con propósito de
seguir ensanchándose; tiene establecidos algunos hilos telefónicos en la
Capital; el pito de las maquinarias de todo género interrumpe por doquiera el
silencio de las selvas; líneas de vapores inglesas, francesas, norte
americanas, españolas y alemanas, visitan sus puertos; numerosos planteles de enseñanza
elemental y superior difunden la instrucción; las bibliotecas públicas abundan
por todas partes; las Imprentas se generalizan; el periodismo se aclimata; y todas
las poblaciones se ensanchan y embellecen, siendo notable por su mérito
artístico la estatua de bronce de don Cristóbal Colon, colocada en la Plaza
de la Catedral de Santo Domingo en conmemoración del hallazgo que de los restos
del insigne descubridor se hizo en el expresado templo el día 10 de
Setiembre de 1877.
Jose Ramón Lopez, es hijo de Joué María Lopez. Rocarfulleri, Juana de Lora, nació en Monte Cristi el 3 de febrero de 1866 y murió en Santo Domingo el 2 de agosto de 1922. Se educó en Puerto Plata, de donde era su familia, y desde muy joven se dedicó al periodismo. A los dieciocho años fue perseguido por sus artículos en El Regenerador. Preso por segunda vez en 1886, logró escapar de la cárcel y abandonar el país. Durante los once años que duró su emigración escribió en la prensa de Puerto Rico y sobre todo en la de Venezuela, donde fue redactor de El Progreso y de El Tiempo. Desde su regreso en 1897 colaboró asiduamente en el Listín Diario y realizó brillantes campañas en otros periódicos. En 1909 dirigió El Dominicano, diario político. En 1911 fundó EL Nacional y fue el principal redactor de Pluma y Espada, publicación que volvió a aparecer en 1921.
Fuente:
Elemento de Geografía
Física Política E Histórica De La República Dominicana, Precedidos De Las
Nociones Generales De geografía, Por El Padre Meriño. Segunda Edición Aumentada
Y Corregida. Santo Domingo. Imprenta García Hermano 1889 Pg. 145-153.