La Academia Dominicana de la Historia (ADH, en adelante) es una corporación fundada el 16 de agosto de 1931. Un año después, el Congreso Nacional dictó una ley para dotarla de personería jurídica. Su primer presidente electo fue Federico Henríquez y Carvajal. Entre sus miembros fundadores se encuentran los más renombrados historiadores y escritores de la época (Adolfo Nouel, los Henríquez Ureña, Emilio Prud'Homme, Ubaldo Gómez, Armando Rodríguez, Tronco de la Concha, Arturo Logroño, Emilio Tejera y Emilio Jiménez) y más de 20 miembros correspondientes extranjeros. Con el correr de los años, otros destacados historiadores pasarían a ser miembros numerarios de la institución.
Desde su fundación
hasta 1986, la ADH fue presidida por tres de sus miembros numerarios: Henríquez
y Carvajal, desde 1931 hasta su renuncia en agosto de 1944 (tenía 96 años de
edad); Manuel de Jesús Troncoso de la Concha, desde 1944 hasta su muerte, ocurrida
el 30 de mayo de 1955 y Emilio Rodriguez Demorizi, que desde entonces la dirigió
durante 31 años, hasta su fallecimiento, ocurrido el 27 de junio de 1986.
El 31 de marzo de 1933,
la ADH publicó el primer número de su revista oficial Clío (musa de la poesía
épica y de la historia), "fiel exponente de las investigaciones atribuidas
a los miembros de la Academia, además de escritos y documentos que, sin ser
producidos por la Institución, guarden relación con la historia y la cultura
dominicana. Estaba dirigida por Henríquez y Carvajal y la intención era que viera
la luz cada dos meses, aunque no siempre ocurrió así. En sus 960 meses de
existencia han salido 185 números de Clío, para una frecuencia de una revista
cada 5 meses. Todos sus números han sido escaneados o digitalizados y se encuentran
disponibles ahora en el portal de la corporación.
En sus primeros 119
números, la revista Clío dedicó sus páginas a difundir las investigaciones de
sus miembros y colaboradores. Aunque en algunos números se reconoce en Trujillo
ser el creador y sostén de la ADH, no encontramos ensayos, artículos o
misceláneos (que está compuesto por distintos géneros o cosas distintas) de
alabanzas al tirano, como ocurría en todas las publicaciones impresas de la
época. Es probable que Henríquez y Carvajal, siendo un fervoroso duartista y
hostosiano, rechazara en su haber la dictadura, pues en su carta de renuncia
(ver Nos. 65-67), no menciona la "Ciudad Trujillo", sino que
simplemente se despide diciendo: "Ciudad, Agosto 8, 1944" En la
revisión que hicimos de los primeros 67 números de Clío, no encontramos en sus
páginas loas al tirano; tampoco vimos ensayos críticos, ni denuncias, ni nada
opuesto a la dictadura, pero abundan en sus páginas investigaciones del pasado
relegado, sin las cuales sería imposible reescribir la historia dominicana.
Sin embargo, durante la
presidencia del historiador y político Troncoso de la Concha (agosto, 1944-mayo
1955), la revista le hizo un reconocimiento a Trujillo, "a quien se debe la
creación y sostenimiento" de la Academia (ver la No. 85, 1949). En sus 11
años al frente de la "Comisión de Publicaciones", observamos la
inserción de varios artículos alabando a personajes de dudosa trayectoria
procera, entre ellos, Juan Sánchez Ramírez y Gaspar Hernández.
Era frecuente que
muchos trabajos publicados en Clío se hacían por encargo de su Comisión de
Publicaciones, que era recompuesta con el paso del tiempo. Abundan en sus páginas
los discursos de miembros correspondientes que, al ser promovidos a numerarios,
escribían sus discursos de ingreso, siempre contestados por otro académico de
número. Conforme iban falleciendo los más viejos, nuevos historiadores empíricos
ocupaban sus sillones. Casi siempre los trabajos por encargo eran asumidos por
la Junta Directiva, con lo que pasaban a ser versiones de la historia oficial, sustentadas
por la Academia.
En la revista abundan
las investigaciones de las épocas colonial y republicana, pero sin tocar el
largo reinado de Trujillo. En varios de sus números encontramos una amplia
polémica iniciada por Emilio Tejera Bonetti acerca del verdadero
nombre de nuestra Isla, un tema que nos sigue preocupando en el presente.
Son numerosos los ensayos sobre los restos de Colón, de Américo Lugo; del
genealogista Carlos Larrazabal Blanco; de José María Morillas y sus "bogarías"
" de dominicanos notables; de Leonidas Garcia Lluberes y su ensayo sobre
"Las contribuciones de la Iglesia a la independencia dominicana"; de
Máximo Coiscou Henríquez y su interesante "Bibliografía sobre el Plan
Levasseur*; de Peña Batlle y sus ensayos de historia colonial, en fin, casi
todos los historiadores de la época utilizaron las páginas de la revista para
dar a la estampa sus indagaciones. Casi todos los trabajos publicados en Clío
en aquellos años se encuentran ahora recopilados en numerosos libros, reedita-dos
por la iniciativa pública o privada.
En el No. 89 de la
revista aparece por primera vez el Sumario sobre los temas publicados. La
ausencia de índices, Sumarios o Contenidos, que aparecen al final y otras veces
en la tercera página, que es lo recomendable, dificulta la labor de los
investigadores que deben "hojearla" página por página, para captar
las tendencias de sus publicaciones. Si era notable que en la última página aparecía
el nombre de la impresora donde se imprimía la revista (Imprenta J. R. Vda.
Garcia, Sucs.; Imprenta "San Francisco" Imprenta "Librería
Dominicana", etc.).
Nos llamó la atención
que en la revista no hubo el más mínimo comentario sobre la muerte de Trujillo
en 1961. Rodriguez Demorizi era el tercer presidente de la ADH desde 1955.
Debido a las graves convulsiones políticas y militares que siguieron tras la
muerte del tirano, en la década de 1960 sólo salieron 10 números de Clío, desde
la 116 hasta la 125. En ninguna de ellas se mencionan los acontecimientos
ocurridos en esos años, confirmando así su política editorial de guardar
silencio sobre la historia viva o la historia problemática, que es la
contemporánea.
Sin
embargo, a partir del número 120, que coincide con el primer centenario de la
Restauración de la República, una nueva tendencia asoma en las páginas de Clío.
Aparece el primer artículo en sus páginas escritos por un antitrujillista
auténtico: Juan Bosch. Cónsono con la
nueva apertura política que vivía el país con el primer gobierno democrático
después de la muerte de Trujillo, las páginas de Clío poco a poco se van
abriendo a la nueva corriente de la historiografía dominicana iniciada con José
Cordero Michel, Juan Bosch, Juan Isidro Jimenes-Grullón, Pedro Mir, Franklin J.
Franco, Hugo Tolentino Dipp, Emilio Cordero Michel, Francisco Henríquez Vásquez,
Roberto Cassá, entre otros.
La No. 120 contiene el
texto de la ley que declara 1963 año del Centenario de la Restauración, un
decreto del presidente Bosch anunciando un amplio programa de festejos, un
artículo de Tolentino Dipp, titulado "El perfil nacionalista de de
Gregorio Luperón"; otro de Rufino Matínez sobre "Luperón en la
historia dominicana". Ese número trajo también, por primera vez, un índice
de personas, lugares y materias. Es a partir de este número cuando su revisión
se hace más cómoda para los nuevos investigadores.
Muchas veces la
periodicidad o frecuencia de salida de la revista se retrasaba un año y hasta
tres años sin ver la luz. Entonces se publicaban en un solo volumen todos los
números atrasados. Ese fue el caso, por ejemplo, de la número123,
correspondientes a los años de 1965, 1966, 1967 y 1968. La revista duró varios
años sin publicarse y cuando reaparece, con la número 124, enero-agosto 1969, nos
trae la noticia de la muerte de don Emilio Tejera Bonetti. Nada publica la
revista de su presente histórico, a pesar de tantos acontecimientos ocurridos
en el país, antes y después de la revolución de abril de 1965.
En la número 126, de
1970, aparece un largo ensayo de uno de sus miembros de número, Federico C. Álvarez,
titulado: "La lucha del pueblo dominicano por su democracia" muy
interesante porque se publicó en la época aciaga de los 12 años de Balaguer,
cuando las páginas de la revista se abren a nuevos historiadores, entre ellos,
Jimenes-Grullón, que en la número 126, de 1972, publica un artículo sobre José
Núñez de Cáceres, considerado por él "Primer libertador dominicano “La
número 142 sería la última en publicarse bajo la dirección de Rodriguez
Demorizi, quien murió el 27 de junio de 1986. El prolifero y fecundo
historiador había durado 31 años al frente de tan docta corporación. En la
número 143 aparece una amplia "oración fúnebre" escrita por José Francisco
Peña Gómez sobre la muerte de su amigo. Más que una "oración", parece
una biografía del erudito que vivió toda una vida investigando, rastreando el
pasado, para legarnos más de 170 obras, casi todas de obligada consulta cuando
hurgamos en los escombros del pasado.
Tras la sentida muerte
de Rodriguez Demorizi, le tocó el turno al frente de la ADH a Monseñor Hugo
Eduardo Polanco Brito. En los 10 años de Polanco Brito se publicaron 8 números
de Clío, desde la No. 144 hasta la 152. El historiador Julio Genaro Campillo aparecía
en los créditos como coeditor de la revista y más adelante, editor. La gestión
de Polanco Brito coincidió con los últimos 10 años del presidente Balaguer.
Clío continuó
publicando decretos presidenciales sobre un homenaje a Máximo Gómez, la
fundación de La Trinitaria, el traslado de los restos de los hermanos Henríquez
y Carvajal al Panteón Nacional; los números 149 y 150, fue dedicada al V
Centenario del Descubrimiento y Evangelización de América. En la número 151, de
1994, aparecen dos artículos, uno de Emilio Cordero Michel, otro de Franklin
Franco Pichardo. También abundan las publicaciones de otros historiadores que
fueron incorporados a la institución.
En la número 152, del
año siguiente, se informa que la sesión extraordinaria de la ADM había elegido,
el 31 de julio de 1995, a Campillo Pérez su nuevo presidente. Campillo Pérez
sería su quinto presidente hasta junio de 2001, cuando se produjo su partida.
En los 6 años de la gestión de Campillo Pérez se inició la etapa democrática en
la vida institucional de la Academia, que se prolonga hasta el presente. En su
gestión ingresaron a la ADH nuevos y destacados historiadores, pertenecientes a
las diversas corrientes del quehacer historiográfico.
11 nuevos números de la
revista vieron la luz, desde la No. 152 hasta la 163, para una frecuencia más
dinámica de dos revistas por año. En esos números escribieron asidua-mente
Carlos Dobal, Manuel García Arévalo, Bernardo Vega, Wenceslao Vega, María
Ugarte, Frank Moya Pons, José Chez Checo, Eugenio Pérez Montás, Adriana Mukien
Sang Ben, Vilma Benzo de Ferrer, Juan Daniel Balcácer, Américo Moreta Castillo,
José Emilio Yunén, Roberto Marte, Marcio Veloz Maggiolo, Antonio Gutiérrez
Escudero, Franklin Franco Pichardo, Jaime de Jesús Domínguez, Roberto Cassá y Emilio
Cordero Michel.
En la número 163,
Campillo Pérez publicó una lista de los 52 miembros de número de la ADH, con
sus fechas de ingreso y fechas de defunción, desde 1931 hasta el 18 de abril de
2002, cuando fue electo Cordero Michel. Desde entonces, Cordero Michel viene
publicando, en una sección especial, las nuevas publicaciones de historia
aparecidas en diversos medios impresos, una labor extraordinaria de rastreo bibliográfico
que la ha mantenido hasta el presente. A partir de Campillo Pérez, Clío
se observa mejor organizada editorialmente. Posee sus créditos, sus sumarios, sus
presentaciones, sus llamadas, sus notas al pie de cada página, sus directorios
de miembros, sus juntas directivas y sus colofones. ¡Qué distinta es la revista
Clío desde que Campillo Pérez era su coeditor y editor!
Desde la muerte de
Campillo Pérez, ocurrida el 1 de junio de 2001, la Academia ha continuado
eligiendo a nuevos presidentes, cada tres años. Después del egregio historiador
santiagués, ocupó la presidencia el historiador Cassá, luego José Chez Checo,
Emilio Cordero Michel, Frank Moya Pons y Bernardo Vega Voyrie, su actual
Presidente.
Desde 2001 hasta hoy, Clío
ha continuado su ruta innovadora, reflejo de la renovación de la Academia
iniciada con Campillo Pérez y continuada por sus sucesores. En sus páginas han
visto la luz todos los trabajos inéditos que cumplen los requisitos para ser
publicados. Desde la No. 152 en adelante, historiadores tradicionalistas,
liberales y marxistas, que cohabitan democráticamente en la Academia, vienen
publicando sus investigaciones sin ningún tipo de restricción, a no ser las que
imponen las normas previstas para publicar trabajos (ver No. 163).
Sin Clío resultará
imposible reescribir la historia dominicana. Desde 1931 hasta el periodo
enero-junio 2013, han salido 185 números de esa musa inspiradora que ahora se podrá leer completa visitando el portal de la
Academia.
Sólo falta que algún
historiador realice un índice Temático de Clío, de sus 185 números, brevemente
comentado, para facilitar su consulta a la nueva generación de historiadores que
no saben de sus invaluables aportes al conocimiento del pasado relegado de los
dominicanos.
Fuente
Filiberto Cruz Sánchez,
Apunte De Historiografía.
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