Antonio Sánchez Valverde nació en Santo Domingo "en medio de los hacendados criollos"(1), en fecha aún no precisada, aunque se cree que nació bordeando la década de 1730. Su familia era de origen criollo. A pesar de su piel morena, estudió teología y se preparaba para hacerse abogado, pues en noviembre de 1758 recibió el grado de Bachiller en Derecho en la Universidad de Los Dominicos. Después sería nombrado Promotor Fiscal eclesiástico y según Cipriano de Utrera "se le dio el beneficio de ingreso en el cabildo de la Catedral con una ración, cuyo título real se le despachó en San Lorenzo el 21 de noviembre de 1765"(2).
En su aspiración
canóniga, por cubrir una canonjía vacante en la Catedral, se enfrentó
con Manuel Azlor, Capitán General y Presidente de la Real Audiencia de Santo
Domingo, quien, en carta del 6 de febrero de 1768, decía de Sánchez Valverde
"que por tener padres y dos hermanas que dependían de él, se dedicaba a
defender pleitos y a predicar, 'en lo que gana bastante', y que por esta
dedicación no era tan asiduo, como debiera, a sus obligaciones de racionero y que,
por lo mismo, era infrecuente su asistencia al Coro, y además tiene el genio
muy vivo y emplea bastante libertad de lengua, y aún en el púlpito es
ordinariamente muy libre en el hablar*; estimaba que, si se le amonestaba en
nombre del rey, se moderaría"(3).
Las opiniones de Azlor
con respecto al racionero serían el punto de partida de sus largas vicisitudes
vividas en la Isla que lo vio nacer, donde fue perseguido, apresado y humillado
por las autoridades coloniales.
Autor de varias obras
de carácter filosófico, teológico e histórica, Sánchez Valverde está
considerado la principal figura intelectual criolla de la segunda mitad del
siglo 18. Antes de ser historiador, fue geólogo. Dijo que había redactado
una Historia de Santo Domingo, cuyo paradero aún se desconoce.
Escribió El Predicador
(1782), Sermones panegíricos y de misterios (1783), La América vindicada de la
calumnia de haber sido la madre del mal venéreo (1785), Examen de los sermones
del padre Eliseo (1787) e Idea del valor de la Isla Española y
las utilidades que de ella puede sacar la monarquía, publicada
por primera vez en Madrid en 1785. Desde entonces, ha conocido varias ediciones
y aún sigue siendo una obra de obligada consulta entre historiadores dominicanos,
cuando se trata de investigar el siglo 18. En opinión de Roberto Cassá, Idea
del valor se considera "el libro que con el tiempo le haría ganar
celebridad"(4) a Sánchez Valverde.
El sacerdote,
historiador y tribuno se le fugó en tres ocasiones a las autoridades de Santo Domingo.
En octubre de 1781 emprendió su segunda fuga por la región del Guarico, la parte
norte de Saint Domingue, siendo perseguido y apresado por las autoridades
francesas que en esos años colaboraban con las españolas. Llevaba consigo un
montón de papeles manuscritos que él daría a la estampa en España, debido a las
restricciones, la intolerancia y la inexistencia de la imprenta en Santo
Domingo. Devuelto a Santo Domingo, fue acusado de querer abandonar la Isla
sin el permiso del gobernador Azlor que veía en el historiador profano un
adepto a las nuevas ideas de la Ilustración que ya se agitaban exitosamente en Europa
y Norteamérica.
Idea
del valor de la Isla Española cuenta de un Prefacio, una
Explicación de las bahías, ensenadas, puertos, calas y surgideros de la Isla
Española, una Breve descripción de las islas, cayos y baxos que rodean La
Española por la parte de nuestras posesiones, 27 capítulos y una conclusión.
Por los epígrafes de
los primeros capítulos se infiere fácilmente que procedió a una descripción
geográfica de la Isla, haciendo énfasis en sus recursos naturales y partiendo
desde los orígenes de la colonia, destaca su esplendor inicial, su decadencia y
su recuperación, que ocurre en la época de Carlos III el monarca reformista
español, símbolo del absolutismo borbónico e impulsor del libre comercio en la
América hispana,
Sin
embargo, el "propósito central de Idea del valor no era otro que
justificar intelectualmente el imperativo de que se produjese un vuelco hacia
la esclavitud intensiva, con idénticos perfiles a los vigentes en la colonia
vecina de Saint Domingue, como recurso indispensable para que la parte española
se desarrollase, España obtuviese beneficios y se produjese una sintonía de
intereses entre los habitantes"(5) insulares y peninsulares. En la época
en que la obra vio la luz había en Santo Domingo un debate en torno al régimen
de los esclavos, que partía de un proyecto de código preparado por el regente
de la Audiencia Agustín Esparán, Al igual que Luis Joseph Peguero, usó el
gentilicio de "Dominicanos" para referirse a los habitantes del Santo
Domingo español (6). Otras veces se refirió a los "dominico-españoles",
pues veía la identidad de "los criollos superiores" alrededor de su
pertenencia a la nación española, dada su profunda vocación hispanófila, con la
cual se inaugura "la teoría hispanista de la historia dominicana"(7).
En virtud de su
cosmovisión conservadora y elitista (que se comporta como miembro de una
elite manifestando sus gustos y preferencias diferentes a los de la mayoría)
que lo impulsó a querer perpetuar el orden colonial, no hubo en Sánchez
Valverde ningún asomo de propuestas democráticas y liberales, a pesar de que
Utrera lo llama *un adepto al enciclopedismo"(8), pues era muy inclinado a
la lectura frecuente de autores ingleses y franceses, "para imbuirse de
ideas y pensamientos del saber europeo"(9). Utrera ve en tales
influencias, la razón ideológica de su persecución.
Para la redacción de la
Idea del valor se auxilió de su memoria, de sus vastos conocimientos de
la geografía de la Isla y "de personas experimentadas, como monteros y
soldados"(10). La búsqueda de información lo llevó también a los archivos
de la Audiencia. Consultó otras fuentes, "una docena de autores"(11)
extranjeros, entre ellos, cuatro españoles (Acosta, Herrera,
Oviedo, Ulloa) y varios franceses e ingleses (Charle-voix, Paw, Raynal,
Weuves). Al escribir sobre su presente, su obra adquiere también rango de
testimonio histórico.
Aunque Sánchez Valverde concibió su obra principal para llamar la atención de los gobernantes españoles acerca del tesoro que dejaban abandonado, realizó descripciones de montañas, valles, ríos, villas, ciudades, ubicó viejos caminos, habló de la vida cotidiana, de los hábitos y costumbres en los hatos y haciendas y nos brindó valiosos testimonios acerca de la recuperación económica de la parte española de la Isla durante la segunda mitad del siglo 18, su época, siendo esa la mayor virtud de Idea del valor de la Isla Española.
Citas:
(1). - La expresión
corresponde a Roberto Cassá, Historiografía Dominicana en: Historia General del
Pueblo Dominicano. Tomo I. Publicaciones de la Academia Dominicana de la
Historia. Vol. CV. Editora Búho, Santo Domingo, 2013, p. 69. Cassá no afirma si
Sánchez Valverde pertenecía a la clase de los hacendados criollos, sino que nació
en medio de ellos.
(2). - De las distintas
ediciones de Idea del valor de la Isla Española, hemos usado la publicada en
1971 por la Editora Nacional, Santo Domingo, por considerarla la más completa,
pues posee una amplia presentación a cargo del fecundo historiador Fray
Cipriano de Utrera y notas al pie del no menos prolifero e historiador erudito
Emilio Rodriguez Demorizi. Obra citada, p. 10.
(3). - Ibid.
(4). - Cassá, obra
citada, p. 69.
(5). - Ibid., Pp.
69-70.
(6). - Ver capítulo 15,
p. 142, de Idea del valor.
(7). - Cassá, obra citada,
p. 70.
(8). - Utrera, obra
citada, p. 24.
(9). - Ibid.
(10). - Cassá, obra
citada, p. 69.
(11). - Utrera, obra
citada, p. 35.
Fuente:
Filiberto Cruz Sánchez,
Apunte De Historiografía.
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